CRONICA POLICIAL
A las 11 de la noche, Roberto Cárdenas enciende su último cigarro. Fuma dos veces, camina lento y decide al fin contar su más grande hazaña: el robo a un grifo.
Roberto de 22 años, más conocido como “colorao”, fue ladrón desde niño, pero fue cuando salió del colegio cuando decidió que su mejor talento era el robo. Y no existía otra cosa que le produjera más excitación que el robo.
Desde carteras, hasta joyas. De celulares, hasta zapatillas. Para el todo, absolutamente todo, es ‘robable’. Pero hace dos semanas una idea lo embargaba. Sus planes eran los mismos. El robo. Pero esta vez planeaba algo más grande, algo así como un grifo.
Al “colorao” nunca le gusto trabajar en equipo. Así que el planificaba y ejecutaba sus más feroces fechorías. Solo.
El viernes 24 fue el día. Espero la noche. A las 2.30 de la mañana, llego al grifo Repsol de la Av. Arenales. Allí, al lado del kiosco, planificaba sus movimientos. Luego de rezar dos padres nuestro y de encomendarse a Sarita Colonia. Roberto se lanzo al acecho.
Un par de trompadas, 3 cortes de navaja dejo como saldo cuatro heridos. (Incluyendo el mismo). Roberto pudo robar 2 mil soles. Todo fue rápido. Entro, grito, amenazo, se armo el escándalo, peleo por breves minutos y salió disparado con el dinero.
Corría mientras se reía. Reía de placer, pues el roba por eso, por darse el placer, no por dinero. A los minutos la policía lo tenía cercado. El seguía riendo. Alzo las manos, dejo caer el dinero y fue levado a la carceleta, donde tantas veces durmió.
Lo acusan de robo agravado y de violar la propiedad privada. El permanece en su carceleta. Triste, algo intranquilo. Esta noche lo trasladan a San Juan de Lurigancho. Tiene miedo, pero es fuerte.
Termina su cigarro. Me pide que me vaya, pues quiere estar solo. Al salir lo escucho llorar. Veo sus ojos humedecidos, pero sus labios sonreír. Dice que ríe de su desgracia, pero que saldrá pronto. No lo compadezco y me apuro, pues recuerdo que su mejor talento es robar.