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CRÓNICA FANTASTICA

Publicado: 2010-03-07

Felipe lee historietas de aventuras. Su padre es fanático de Mark Twain, Julio Verne y Cortázar. Felipe camina de un lado a otro con sus historietas. Son las 6 de la tarde. ¡A tomar el lonche! Se escucha desde la cocina. El pequeño Felipe de 9 años continúa leyendo animado con sus historietas.

Pero sus parpados se cansan y lo van venciendo lentamente. El sillón granate de su habitación es testigo de la lucha entre su pereza y cansancio frente a un espíritu joven y animado.

De pronto Felipe despierta. Camina lentamente. Todo es celeste a su alrededor. Se da cuenta que sus pies no tocan el piso. ¡Pero no hay piso! ¡Oh, por Dios! ¡Donde se fue el piso! Felipe esta levitando y se siente tan bien. Piensa y está seguro que no está en el aire, sino que la alfombra es suave, tan suave… See, que suave es la alfombra. Tan suave que parecen nubes.

Luego levanta la vista y no ve nada, pero a la vez todo. No hay cosas materiales a su alrededor. Todo es azul, celeste, un clima frio y fresco, pero a la vez cálido. Todo es tan divino, tan celestial. Cualquiera juraría que está en el mismo cielo. Pero Felipe está confundido y no puedo pensar.

Continúa caminando errabundo por el paisaje celestial. Era como ver perdido a un pequeño pez en las profundidades del mar. Felipe no emitía emoción alguna. Parecía impactado frente a todo lo que veía. De pronto ve a los lejos puntos brillantes. Pequeñas luces como estrellas luminosas. Se acerca cada vez más

¿Qué es eso? ¡Quiero ver! Corre a toda velocidad. Esta vez siente una explosión dentro de él. Una sensación de intriga y felicidad lo invade. Finalmente llega y cae rendido frente a la hermosa naturaleza. Un espectáculo a sus ojos.

Un lago. Un apacible y denso lago. Las aguas tan quietas, tan limpias, tan celestiales. ¡Oh Dios era un lago en el cielo! Quería tocarlo pero sabía que interrumpiría su pasividad. Se alejó. Lo contemplo como cual madre contempla a su hijo durmiendo. Se enamoro por aquel instante. A sus 9 años, Felipe conoció al amor. ¡Era todo un lago! ¡Un lago en el cielo!

¡Hey Felipe, el lonche! Le dice su madre, mientras lo sacude con la mano.

-Hay, eres todo un dormilón-

Felipe se levanta del sillón granate, camina tambaleando. ¿Qué paso? No lo cree. Siente el suelo más firme que nunca. Que lastima. Mira sus historietas, ya recuerda…


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danielheroe

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