MIRADAS
Los parpados pegados de pronto despegan para alumbrar una estela, una daga, una divina providencia, una mirada.
Es la mirada un carna, pero a la vez un cura. Una melodía pero a la vez desenfado.
La mirada más dulce. Una joven madre alumbra a su primer hijo y lo recibe con las lágrimas de bienvenida. Dulzura total.
La mirada más ebria. Aquel borracho está a punto de vender a su madre por otra copa.
La mirada exuberante. La pelandusca nos mira de reojo, esperando dar el zarpazo felino.
La mirada enamorada. Un adolescente con el mundo al revés, las mejillas sonrojadas, los edificios en cursiva y el suspiro más profundo.
La mirada enojada. Furibundo castigo a los ojos del traidor. Las cejas fruncidas y el odio entre dientes.
La mirada apasionada. Una canción, un grito, un gol. Donde todo se transforma del júbilo y emoción. La piel se estremece y la mirada es un puño cerrado de pasión.
La mirada el dolor. El cuerpo sufre y el corazón soporta. Las pestañas se caen. El mundo es color sangre y la mirada es TU mundo.
La mirada azul. Calculadora por naturaleza. Analítica y con sed de revancha. Fría como el hielo y tenue como una leve llama de fuego.
La mirada gris. La mirada cotidiana. La más infeliz de todas. La mirada sin verso y sin brillo, concurre cada día.
Miradas y miradas. En los caminos de las imprecisiones cada mirada tiene su razón y destino. La mirada es el alma, sin ventanas ni puertas, la mirada es tu alma.